Personajes

Alfonso Diez

alfonso@codigodiez.mx

El regreso del fascismo

 

Una ley antiinmigrante fascista, como la que sirvió para que los soldados de Hitler aprehendieran judíos y los enviaran a los campos de concentración, es la que acaba de firmar la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, la ley SB1070.

La noticia ha sido condenada por muchos y apoyada por los tontos de siempre, como la exgobernadora de Alaska, Sarah Palin, que para responder preguntas del entrevistador lleva anotaciones en las palmas de sus manos.

Pero el asunto tiene antecedentes, aristas y curiosidades que hay que puntualizar.

 La legislatura estatal aprobó la ley por 17 votos a favor y 11 en contra.

Ésta ordena a la policía detener a los sospechosos de encontrarse de manera ilegal en el estado. Los rasgos físicos, de cualquier tipo que no parezca nativo, serán suficientes para detenerlo e interrogarlo, sin importar el color de su piel (en diversos lugares de México –Michoacán es un ejemplo– y de todo latinoamérica hay personas con tez blanca y ojos claros que emigran ilegalmente a Estados Unidos buscando trabajo; bastará a las autoridades, en estos casos, juzgar por la ropa, la imagen... y, desde luego, el idioma). De igual manera, se castigará a quien transporte o contrate a un indocumentado. En Arizona hay 400 mil inmigrantes ilegales.

El antecedente inmediato es la Proposición 187 de California, aprobada en 1994, que negaba los servicios públicos y educativos a los indocumentados. Ésta fue declarada inconstitucional por una Corte de Estados Unidos meses después.

Otro antecedente, pero positivo para tales inmigrantes, fue la ley que promulgó el expresidente Ronald Reagan en 1986, que permitió la legalización de casi 3 millones de estos trabajadores, la llamada Ley de Reforma y Control de Inmigración.

Pero curiosamente, Reagan era republicano, igual que la actual gobernadora de Arizona. ¿Por qué él firmó una ley para legalizar indocumentados, y ésta lo hace para perseguirlos?

Reagan estaba en la cúspide de su popularidad y la economía era boyante, había empleos. Cuando promulgó la ley, declaró que los indocumentados “poseen una determinación que con trabajo duro y libertad les permitirá vivir una vida mejor y sus hijos mucho más que eso”.

Palabras impensables en boca de la gobernadora Brewer. La situación actual en Estados Unidos es diferente a la de la Era Reagan: economía por los suelos, muchos desempleados… Y algo más, el próximo 2 de noviembre habrá elecciones en esa nación para renovar 38 gubernaturas, incluida la de Arizona; serán electos los reemplazantes de los 435 integrantes de la Cámara de Representantes y 36 senadores, además de que habrá elecciones para renovar legislaturas estatales y varios municipios.

Jan Brewer no llegó al cargo que ostenta por elección, sustituye a una gobernadora demócrata que el 21 de enero de 2009 tuvo que renunciar para integrarse al gabinete del presidente Barack Obama como secretaria de Seguridad Nacional: Janet Napolitano.

Brewer sabe que el estado podría elegir a otro demócrata, por eso las medidas fascistas que está tomando, para ganar popularidad. Qué tristeza, o más que eso, qué vergüenza que para lograr popularidad entre la población de ese estado se tenga que convertir en émula de Hitler.

Tenía que ser Arizona, el estado que se opuso a la celebración del cumpleaños de Martin Luther King Jr, lo que provocó que se cancelaran visitas que determinaron que Arizona perdiera más de 300 millones de dólares.

Pero no entienden.

Tras la promulgación de la ley SB1070 ya han cancelado más de 20 convenciones que se iban a realizar en la tierra gobernada por Brewer, entre ellas la de abogados de migración. La ley, arbitraria y contraria al Derecho internacional, tiene que incluirla en su agenda el presidente Felipe Calderón para discutir con el presidente Obama, durante la visita que hará a esa nación en la tercer semana de mayo.

El verdadero nombre de Jan Brewer es Janice Kay Drinkwine. “Bebe vino” es su apellido. Se casó con John Brewer y se convirtió en Brewer también, que curiosamente significa “cervecero, o cervecera”. Nació en Hollywood, California, el 26 de septiembre de 1944 y llegó a instalarse en Phoenix en 1970. Era secretaria de Estado de Arizona desde 2002 y cuando Napolitano renunció le correspondía sustituirla… En mala hora.

En Alemania, durante la Segunda Guerra Mundial, era común que se detuviera a aquellos sospechosos de no pertenecer a la “raza aria” y concretamente de ser judío (por cierto, otro error de Hitler, los alemanes no descienden de los arios, los hindúes y los iraníes sí; ver Personajes del 30 de octubre de 2008). Fue así que la denuncia de un informante holandés llevó a la Gestapo a la casa en que se ocultaba Ana Frank con otras siete personas. Fue detenida el 3 de agosto de 1944, recluida en el campo de concentración de Auschwitz el 2 de septiembre del mismo año y luego trasladada al de Bergen-Belsen, donde murió de tifoidea el 12 de marzo de 1945, unos días antes de que el campo fuera liberado por los aliados. Ana tenía 15 años de edad y el diario que dejó escrito es un testimonio de cómo el racismo, la discriminación, la criminalización del individuo por su origen pueden acabar con una vida valiosa.

El Diario de Ana Frank es el señalamiento que condena a Jan Brewer, a los que votaron por la ley y a los que la apoyan.

La SB1070 deberá terminar como la Proposición 187, declarada inconstitucional y derogada. Otra posibilidad para revocarla sería por medio de un plebiscito, para lo cual el grupo One Arizona, que lo solicita, deberá recolectar 76,682 firmas de ciudadanos del estado antes del primero de julio próximo.

Ver todos